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Parálisis de lo que no somos,

entierros desenterrados

y no deje de estropearte un segundo.

Pero el sol siempre vuelve a llamarme

y no puedo obligar al tiempo

a correr una carrera incorrible,

incorrejible.

Pero es que no puedo deshacer tanta ilusion.

Si se te ocurre volver,

con borrones dibujaria bocetos

como esos que nacen

después de toda tormenta

para pasarlos en limpio

sin aceptar más lágrimas

de cocodrilos que no existen.