viernes, 19 de marzo de 2010

jueves, 4 de marzo de 2010

19:47

Un derivado en mi historia, que no deriva a nada. Una inspiración de escritura rutinaria o más bien simples formas que invento involuntariamente o no tanto, en mi cabeza, que sufre una mezcla de emociones constantes sin darme tiempo a digerirlas. En tres segundos estallo mi mundo para restaurrlo en tres días o más bien, en tres segundos restauro mi mundo para estallarlo en días. Al fín, no existe un objetivo fijo, lo definiría como un punto cerebral el cual te desafía constantemente para que logres llegar a el y que cuando lo alcanzes te susurre al oído: " soy la mentira de tus moralidades inexistentes, el real es ese más alto" (señalando otro nuevo objetivo que susurre la misma vieja historia que el anterior apuntando a uno más alto que el). Vivímos condenados a ser piezas de un tablero lleno de anhelos reales en el momento pero repleto de sobras en un futuro. Podemos ser una sociedad repugnante, mentirosa, infelíz e ignorante, pero jamás nos llamen conformistas.

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La inestabilidad de Eva me enferma. Encarna tele novelas aún sabiendo que su imposible futuro la llevaría a la ruina de inmediato. Es náufraga de sarcasmos sin fundamento y condenada a la debilidad emocional por cuenta propia. A diferencia de su sexo opuesto, planea inmensidades en base a la pelea con su orgullo complicando su historia aún más. Juega con su figura como si estuviera recreeando su autoretrato en tela varias veces pintada con anterioridad. Sonríe como ninguna simplemente con el hecho de ver crecer una flor y se desgarra de sufrimiento con lo menos doloroso, si es que existe, de otra forma, lo inventaría. Después de cada tormenta, sale el sol. Mientras más fuerte caigan las gotas, más esperado y puro sería el alivio solar. Ella está dispuesta a llover demás, por el hecho de disfrutar como nadie el calor posterior de felicidad o esperar con ansiedad y convicción la muerte del 2012, supuesto fin del mundo, para encontrarse aún más viva.